Cecilia Flaten | Una vida en la magia
“El proceso creativo llega a mí, lo tomo y nace la creación, se inicia la obra, no hay hambre, no hay frio, no hay tiempo, casi como en el proceso evolutivo de crear un hijo”
Hablar con la artista Cecilia Flaten es entrar en un mundo mágico que relata con emoción y alegría. Su rostro se llena de luz al contar su experiencia en las artes desde pequeña, cuando teniendo 4 años, comenzó su vida como bailarina siendo hija de la primera bailarina del Teatro Municipal. Toda su vida estuvo en los escenarios, estudiando Pedagogía en Danza, realizando coreografías, bailando y participando en distintas compañías y teatros. Fue en 1990 cuando Cecilia decidió dedicarse a la pintura en un cien por ciento, comenzó de manera autodidacta en diversos talleres, para luego hacerlo su profesión, su forma de vida.
La danza fue su pasión, aunque la pintura siempre estuvo presente. Pero lentamente comenzó a dejar la danza para dejar ese espacio a la pintura. Tal como ella relata, la pintura no la eligió, siempre estuvo. Solo que tuvo que esperar su tiempo. “El artista debe ser consecuente con su capacidad creativa, no como una postura, el hecho de crear es inseparable del alma de la mente y del espíritu”, señala.
Cecilia vive su trabajo creativo como una necesidad. No es un proceso, es una necesidad como comer o dormir. Fluye igual que la danza, donde el escenario, es la tela.
Es así como la vida de la artista gira en torno a su trabajo y a esos iluminados paisajes que refieren a distintos momentos y ciclos de la naturaleza, donde su país de origen, Noruega, es su principal inspiración. Al momento de trabajar en las telas, cada pincelada en óleo, tiene impreso sus orígenes y la geografía de su país. “Para mi todo es cuento, es un relato de lo que soy”, explica.
De familia escandinava, Cecilia lleva en su corazón sus raíces nórdicas que hacen su trabajo muy interesante. Sus orígenes están representados no solo en sus obras, sino también en cada rincón de su taller, de su espacio sagrado, donde cada cosa recuerda los fríos e iluminados días de Noruega.
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She is the representative of the Chilean-Norwegian culture. In her continuous game of colors, Cecilia Flaten searches for creating a dialogbetween light and shadow. Strong tonalities fall from the skies, which does not let us clearly figure out if they are images from the internal sight, from the memories or from the dreams, and they radiate an abstract peace similar to silence.
Her work is a big meditation on natural elements. Flaten mixes the fluent atmosphere of the sky with a soft appearance of the horizon. This mixture attracts the landscapes towards less defined and more abstract images. Her work captures the interaction of the light over the landscape, reaching an atmospheric perspective.
Her painting proves a lot of time dedicated to the contemplation of the environment . The traces are careful and discreet. In her artwork, the artist shows how the landscape may look beautiful in its deformity. It is as if one could breath in the mild air and feel the clouds coming down.
Cecilia Flatens works are inspired in the Scandinavian Mythology, in the Midnight Sun, in the Northern Dawns, in the lands of the Arctic and of the Patagonia.
The works recall on us perhaps intellectuals, perhaps real landscapes, which, in a poetic game, let us see the magic and the strength of her Norwegian roots, always present in the spirit and the mind of Cecilia Flaten, obtaining in Europe as well as in the United States, the name of "The Painter of the Magic Lights".
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